Por: Josefina Govea Horta
Ayer vi un documental sobre indígenas de Guerrero y Oaxaca que emigraban de sus comunidades hacia el norte del país (Sinaloa, Sonora principalmente). Viajaban 45 horas o más, en camiones viejos. Se van todos niños, adultos, jóvenes y mujeres, da tristeza ver en qué condiciones trabajan niños enfermos por las fumigaciones, un cuarto como escuela y el pago($80.00 por más de 12 horas), me pregunto qué es peor quedarse en sus pueblos pobres sin oportunidades o emigrar a trabajar en condiciones miserables. Lo que me pareció muy triste fue el testimonio de un niño de doce años que decía que el había pensado en construir una casa de dos pisos en su pueblo, y cuando salió a fuera de su casa no había nada el pensó que solo era un sueño que nunca se iba a realizar.
Esto solo es un ejemplo de lo que pasa en México. He estado pensando hacia dónde vamos y me aterra, porque en el norte están las muertas de Juárez, jóvenes como sicarios, además de los que mata el ejército, los carteles de la droga disputándose el territorio; hay desempleo en todo el país y subempleo, nuestros hijos sin un futuro positivo; yo como mujer por mi edad sin empleo al igual que mi esposo, cero justicia, ahí están los bebes muertos y heridos de la guardería ABC los mineros y ahora los electricistas. La clase política y económica destrozando el país, yo digo que ya no es el año de Hidalgo si no el sexenio de Hidalgo (chingue a su madre el que no se lleve algo).
En fin, un caos me acorde de un libro que tiene por título las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeana y creo que estamos así, desangrándonos y que es urgente una transfusión para este país. Por eso creo que esta lucha que hoy libramos en el Sindicato Mexicano de Electricistas es como esa sangre para nuestro país, una esperanza que a través de la organización y la movilización podemos transformar nuestra patria, además de fe y confianza en nuestra fuerza, como diría Rubén Blades en una de sus canciones, no se puede vivir sin fe, caigo pero vuelvo a levantarme. Yo creo que es lo que debemos enseñarle a nuestros hijos, que vale la pena apoyar cualquier causa justa, de tal manera de ir transformando esa idea de que somos como los cangrejos que están en una cubeta, que si uno sale los demás lo jalan.
Retomando lo de la fe yo diría como dice León Guieco solo le pido a dios que lo injusto no me sea indiferente, porque lo injusto tiene nombre y apellido (PAN, PRI, PRD, Empresarios, Los ricos del país, etc.).
Pero a pesar de lo negro y obscuro que parezca, la esperanza no se debe perder pero también el amor debe marcar nuestro camino para que como dicen los zapatistas vivamos con justicia y dignidad.
Por lo mismo termino con esta frase de una canción de Fito Páez que dice así, quien dijo que todo está perdido yo vengo a ofrecer mi corazón.
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